miércoles, 17 de septiembre de 2008

Psicología Comunitaria

Las primeras experiencias en Psicología Comunitaria focalizaron las condiciones materiales deficitarias del entorno (necesidad de potabilización del agua, construcción de sendas o caminos, servicios sanitarios, educativos entre otras ). Posteriormente estas prácticas se dirigieron hacia otras implicaciones en donde el bienestar emocional comunitario comenzaba a experimentar las amenazas de la sectarización en sus múltiples formas, provocando rupturas de las redes de identificación por efecto de diferenciaciones exigidas desde un afuera competitivo y segmentarista que agudizó el estado de privación económica. La posibilidad de sostener este tipo particular de privación a base de una idea de futuro facilitador de las condiciones de vida, idea pedegógicamente reforzada por el sentido que las comunidades imprimieron a las trayectorias educativas como posibles recorridos permanentemente abiertos hacia alternativas de progreso, fue en las tres últimas décadas eliminada a partir de la crisis terminal que significó la destrucción de la sociedad salarial y de su orden simbólico. Desde esta realidad, la ciencia psicológica evitó su propia muerte joven reconociendo el profundo desequilibrio producido entre las expectativas personales, el sentido de la comunidad y el acceso a los bienes sociales. Sea cual fuere la dimensión más fortalecida, el debilitamiento de las otras dos constituye el problema central sobre el que intenta el psicólogo comunitario intervenir. No ponderar el hoy inevitable desequilibrio en la relación entre estas realidades es equivalente a tapar el sol con las manos. Parece cierto que nadie sale fortalecido de la intervención psicoterapéutica sin auténticas herramientas de convivencia que permitan comprender el sin sentido oculto en la autoestima sin alter-estima, la inconsciente necesidad colectiva de justica, el exceso de malestar como objeto antihumano y el riesgo que oculta la tramitación de la culpa por la vía de la culpabilización. Asimismo, el refuerzo positivo del síntoma ha perdido el entramado social que permitió al sujeto marcar los límites politicos de su propia vida psíquica.
La Psicología Comunitaria no denuncia una crisis del contenido del campo epistemológico de la ciencia psicológica sino la insuficiencia de aquellos formatos clínicos que no logran inscribirse en los nuevos sistemas semiológicos , en la interpelación política de los imperativos de época y en el propio campo de las ciencias del hombre.
Recuperando el lugar del psicólogo como sujeto de comunidad, la introducción del factor cognitivo en la prevención reviste un carácter fundamental para la recuperación del expectativas de equilibración tanto profesional como comunitaria.
La construcción comunitaria de principios clínicos en el seno de la comunidad de especialistas en psicológía exige exactamente los mismos precedimientos que intentamos aquí presentar y la posibilidad de una experiencia que en este orden pueda doblar destinos predecibles y habilitar las luchas pendientes contra aquellas amenazas de segmentación del propio campo científico.


Otero, Juan. Psicología Comunitaria.Actualidad Psicológica

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